Читать книгу Lecciones sobre economía mundial. Introducción al desarrollo y a las relaciones económicas internacionales онлайн
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Convendrá, pues, referirse, aunque sea muy brevemente, a cada una de esas tres fuerzas de transformación estructural, no solo para fundamentar las causas del crecimiento económico del siglo XX –y de sus desigualdades espaciales–, sino en apoyo, igualmente, de las grandes etapas defendidas al comienzo de esta Lección.
Primero está el sostenido aumento de la población mundial, mayor y más extendido que nunca antes en la historia de la humanidad, y acompañado, a lo largo de la última centuria, de la duplicación de la esperanza de vida al nacer, hoy ya por encima de los sesenta y cinco años (para mayor detalle véase ssss1). Así, el 1,4% de incremento anual acumulativo de la población que ofrece de promedio el siglo XX contrasta con el 0,5% del período 1820-1900 –en que solo algunos países inician su proceso de transición demográfica– y con el más exiguo aún 0,3% de los tres siglos anteriores, desde 1500, dominados, en toda la faz de la tierra, por los frenos malthusianos al progreso de la población: el hambre, las guerras y las epidemias. Pero ese gran crecimiento de la población mundial no se ha distribuido con uniformidad entre los países, afectando muy especialmente a los países en desarrollo, en los que la persistencia de una elevada natalidad ha conducido a un «boom» demográfico desconectado de las condiciones generales de bienestar, y crecientemente concentrado, a medida que la agricultura expulsaba población poco productiva, en los suburbios de las grandes ciudades del Tercer Mundo.