Читать книгу Lecciones sobre economía mundial. Introducción al desarrollo y a las relaciones económicas internacionales онлайн
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Así, la agricultura, que daba empleo, a comienzos del siglo XX, a cerca de la mitad de la mano de obra de la veintena de países que encabezan actualmente la economía mundial, ocupa hoy a menos del 5% de su población activa. Y, si bien es cierto que la agricultura sigue representando un alto porcentaje del empleo en muchos de los países más pobres y poblados (particularmente en Asia meridional y África, donde además subsisten ominosas cifras de empleo infantil), su contribución global al valor añadido mundial no llega al 5%, lo que refleja el desfase de productividad que sufre aún este sector en buena parte del mundo. El crecimiento de la industria, quizá no demasiado espectacular en esos mismos términos relativos –aunque sí en términos absolutos–, ha sido, sin embargo, verdaderamente decisivo como vehículo de difusión de los adelantos técnicos que explican el progreso de la economía mundial en conjunto. De cualquier modo, a lo largo del siglo XX se consagró otra gran tendencia de cambio estructural: la «terciarización» de la economía, resultado de un sector servicios ya muy mayoritario dentro de la producción mundial, pero que no en todas las latitudes es el signo de la «era del alto consumo en masa» vislumbrado por Rostow, sino que aún, en muchos países atrasados, es el refugio productivo –o improductivo– de amplias capas de la población.