Читать книгу Las políticas sociales que vendrán онлайн
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Habituación, futuro y sostenibilidad es una triada pertinente a la institucionalidad que se debe reflejar en la puesta en marcha de una política. La habituación es un proceso de apropiación de las PS que consiste en reproducir comportamientos ya aprendidos, no en generarlos (CEPAL, 2021; DE SOUSA, 2021; TELEFÓNICA, 2021) . Una PS tiene que ser conocida ampliamente, no solo por usuarios, sino por creadores y financiadores, en general por la comunidad. Es decir, para que haya institución los procesos de habituación deben estar abiertos a las comunidades o al sector que se trate. Las instituciones no pueden ser abstractas, deben ser concretas y proceder de los sujetos que las promueven. Es correspondencia entre institución y sujeto, es la misma entre necesidad y solución, y procede atender un núcleo duro de identidad. La formación de la institución es un proceso en el tiempo, es diacrónico y tiene historia.
Poco a poco se van vinculando los eventos culturales más significativos: los hábitos, las costumbres son históricos, y por consecuencia, también la sostenibilidad de la política. “La diversidad es riqueza” y “unidad en la diversidad” fueron consignas estructuradoras de consensos importantes en las postrimerías del s. XX. Formaron parte de una época en que las PS no tenían mayores referencias de la diversidad cultural, menos de la diversidad a secas, a pesar de que ya se hablaba de la proliferación de los márgenes (GUATTARI, 2004)) o de la diferenciación estructural-progresiva, más allá de las preocupaciones nacionales y lingüísticas que dominan hasta la fecha multiculturalismos, indigenismos, interculturalismos y antirrelativismos, ajenos a quienes trabajan los procesos de diferenciación de la diversidad y la superdiversidad (ZAMBRANO, 2006; SCHOLTEN, et al. 2019) Los canadienses y americanos trabajaron estás visiones inéditas a finales de la década del noventa del siglo pasado y las consolidaron en PS cuya particularidad era tener que reforzar los proyectos nacionales de sus propios países incorporando a las generaciones de emigrantes que estaban contribuyendo a su desarrollo. Entonces nada era más evidente que una política de reconocimiento para avanzar en la justicia social, pero hoy cualquier grupo estructural o emergente, requiere una política y unos recursos que puedan llevarla a cada ciudadano, a cada persona a cada individuo. Es pues indudable el hecho de que cada política social da a sus colectividades unas características propias, y que cada persona da a su ciudadanía sus propias particularidades individuales.