Читать книгу Regulación del trabajo y Política económica. De cómo los derechos laborales mejoran la Economía онлайн
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Posteriormente, con la revolución liberal se desregularizan los gremios hasta la desaparición casi total de estos. La fuerza de trabajo pasa, pues, a instrumentalizarse a través del contrato civil de arrendamiento de servicios. Con ello, se juridifica, mediante valores liberales, la apropiación de los frutos del trabajo por parte del contratista. La impregnación de los valores liberales en esta forma de contratación se manifiesta principalmente por la desregulación y la primacía de la voluntad de las partes en su articulaciónssss1.
De esta forma, con la Revolución Industrial se pasa de un sistema de trabajo basado en la propiedad de la persona –primero mediante esclavismo y después mediante la sujeción a la tierra– a otro en el que la fuerza de trabajo está, principalmente, a la “venta” bajo condiciones de mercado. El trabajo puede ser libremente comprado y vendido por las partes, ofertado y demandado como un producto más sin diferenciar su régimen jurídico de otros bienes o cosas.
Así, durante la segunda mitad del siglo XVIII y a lo largo del siglo XIX, el trabajo es considerado una mercancía más con la que operar. Los economistas de la época, como Thomas Malthus (1766-1834), llegan incluso a observar la directa conexión entre la vida de las personas y el mercado de trabajo. En este sentido, este autor sostiene que el nivel “natural” de los salarios es el nivel de subsistencia, dado que si los salarios reales se encuentran por encima del nivel de subsistencia eso aumentará la población, lo que incrementará la demanda de comida provocando un aumento de los precios que a su vez devolverá los salarios reales de nuevo al nivel de subsistenciassss1. También David Ricardo (1972-1823) considera que los salarios deben equivaler a lo necesario para el “mantenimiento” del trabajador, esto es, lo necesario para “subsistir y perpetuar su raza”ssss1. Con estas ideas imperantes en la época carecía de sentido cualquier tipo de regulación: el mercado lo resuelve “todo”, incluso aunque ello sea a costa de hambrunas y muerte.