Читать книгу Regulación del trabajo y Política económica. De cómo los derechos laborales mejoran la Economía онлайн
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No ayuda a la conciliación el hecho de que aquellos que representan a los “economistas” en televisión o en la prensa suelan ser portavoces de una empresa –jefe de economía del banco X o empresa Y– que no tienen problema en ignorar las evidencias con tal de introducir los intereses de su empleador en el discurso público. Esto provoca que la percepción social que se tiene de los “economistas” actualmente es que todos son acérrimos creyentes de un omnipotente mercado que no requiere regulación algunassss1. No es de extrañar que con esta percepción de lo que son los “economistas”, más errónea que acertada, los juristas se sientan amenazados y rechacen las tesis económicas, aunque solo sea por el hecho de que sin la existencia de regulación la profesión de jurista desaparecería.
Particularmente esto ocurre con el Derecho del trabajo. Desde los años ochenta, la política económica y laboral ha sido copada por el llamado “Consenso de Washington”ssss1. A partir de este momento, los países desarrollados, y también en vías de desarrollo, se han centrado en la liberalización de los mercados y la desregulación del mercado de trabajo. Los países han adoptado una política de libre mercado y de laissez-faire en política industrial y laboral con un incremento del poder unilateral del empresario para tomar decisiones, con una correspondiente reducción de los costes de contratar y despedir trabajadores –la mal llamada flexibilidad externa– e incluso para reducir salarios y ampliar jornada de trabajo –flexibilidad internassss1– como única forma de alcanzar el crecimiento económico y la eficiencia. Todo ello, cuando no se ha acusado directamente a la legislación laboral de perjudicar a aquellos que pretende protegerssss1.