Читать книгу Regulación del trabajo y Política económica. De cómo los derechos laborales mejoran la Economía онлайн
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Con las justificaciones actuales existentes en el Derecho del trabajo, que se niegan a reconocer los efectos que las mismas pueden provocar en la economía, se ha permitido el avance de la desregulación. Es necesario reconocer que las normas tienen efectos relevantes en los comportamientos de los individuos –no son neutras–, pero también que pueden ser usadas para mejorar la economíassss1. Los discursos imperantes que minimizan los efectos de las normas laborales en la economía –“las reformas laborales ni crean ni destruyen empleo”– impiden reformas ambiciosas que mejoran la situación económica y su uso como forma de redistribuir la riqueza. De hecho, la propia ansiedad generada por el miedo a que cualquier extensión de los Derechos laborales pueda provocar ineficiencias en el mercado o generar desempleo suele funcionar como mecanismo de autoprofecía. Un ejemplo de esto ocurrió en Francia con la instauración de la jornada de 35 horas.
La jornada de 35 horas fue regulada en Francia en 1998 por la coalición socialista del Gobierno de Lionel Jospin. La nueva ley, llamada Aubry I, estableció un límite de 35 horas semanales de trabajo en la empresa privada. La reducción de tiempo de trabajo debía ser implementada sin reducción de salarios. Se estableció un tiempo progresivo de aplicación dependiendo del tamaño de la empresa y se establecieron incentivos fiscales a aquellas empresas que negociaran colectivamente la reducción con objeto de incorporar a los agentes sociales en el proceso y de reducir la carga financiera soportada por la empresa. Concretamente, aquellas empresas que incrementaran el empleo un 10% a través de la reducción de la jornada de trabajo recibirían bonificaciones en materia de Seguridad Socialssss1. El objetivo de la normativa era, en primer lugar, incrementar el empleo, a través de un reparto de la carga del trabajo y, en segundo lugar, mejorar el bienestar de los trabajadores.