Читать книгу Una arquitecta del cambio social desde el activismo y las políticas públicas. Testimonios de rutas compartidas con Isabel Martínez Lozano онлайн

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La acción de los poderes y autoridades oficiales, también por tanto de las políticas públicas, se endereza a producir un efecto –por lo general, un cambio, una alteración o una transformación positivas– en la realidad social preexistente. La actuación no es ociosa, irrelevante, inefectiva, tiene o buscar tener un impacto. La pertinencia y la eficacia, la calidad, en suma, de la realizado por medio de la política pública estará en función de cuánto impacto, y de qué clase, haya causado, de cuán impactante sea, y eso solo puede aseverarse si el mismo se mide. Procede pues erigir una métrica de la suma de impactos parciales o segmentados de las políticas públicas para calibrar su repercusión global y a partir de ahí, emitir juicios sobre su adecuación, acerca de la obtención de metas perseguidas y respecto de la consecución de los objetivos propuestos.

La medición del impacto es algo así como la proyección del sistema de indicadores que quedó examinado en la parte de estructuración de las políticas públicas, pero en este caso llevado a sus efectos, a los resultados. La existencia de esta métrica aplicada a la mensuración del impacto da paso a la etapa final consistente en la evaluación de las políticas públicas, que constituye el proceso en virtud del cual se confronta y contrasta lo planteado con lo efectivamente logrado. La evaluación, la cultura evaluadora institucionalizada en las administraciones públicas, comporta incorporar mayores dosis de racionalidad científica en las decisiones de los poderes y autoridades, conocer fiable y contrastadamente los resultados efectivos de su actuación y acumular un acervo valioso de aprendizaje que provee a las organizaciones de conocimiento útil para el cambio y la mejora.