Читать книгу Una arquitecta del cambio social desde el activismo y las políticas públicas. Testimonios de rutas compartidas con Isabel Martínez Lozano онлайн
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La eterna decadencia llama de nuevo a nuestra puerta, y con ella la nostalgia de un tiempo en el que “uno se podía sentir en casa en la sociedad, consigo mismo y con el universo: un tiempo pasado en el que éramos socialmente homogéneos, vivíamos en auténtica comunidad, a salvo y seguros”ssss1.
5. Nostalgia de la situación económica perdida
En los últimos años hay historias que han sido repetidas una y otra vez por los medios. La historia, por ejemplo, de Paula Heap y Joel Coe –señala Der Spiegel– que viven a 6.400 kilómetros de distancia, ni tan siquiera se conocen entre ellos, pero comparten el mismo sentimiento de atropello. Ella votó por el Brexit y él por Trump. Ella vive en una ciudad del noroeste de Inglaterra que nunca se recuperó del declive de la industria textil. Él es un americano de Tennessee, su fábrica de textiles es la última que sigue abierta en su región. Ambos comparten el rechazo a una globalización que “les ha quitado el control de su propia vida”, a una inmigración que –así lo entienden ellos– desequilibra el mercado de trabajo y se aprovecha de los servicios sociales, y a una Unión Europea, añade Heap, que funciona como un “imperio” de burocracia, “capaz de regular mi tetera eléctrica pero no de crear la más mínima prosperidad”ssss1.