Читать книгу Una arquitecta del cambio social desde el activismo y las políticas públicas. Testimonios de rutas compartidas con Isabel Martínez Lozano онлайн
90 страница из 123
Los perdedores de la globalización ya no se encuentran solo en otros continentes ni en países económicamente atrasados, están en el primer mundo, están en las ciudades y pueblos que fueron industriales y ahora están llenos de esqueletos oxidados de viejas fábricas. Al Rust Belt de EEUU, bastión tradicional del Partido Demócrata que acabó votando mayoritariamente por Trump, le corresponden las Midlands y el Norte de Inglaterra, las regiones más fuertemente golpeadas por la desindustrialización, donde se concentran las 28 ciudades con mayor porcentaje de zonas deprimidasssss1, y donde se impuso el Brexitssss1. Así las cosas, sostiene esta teoría, “que los votantes eligiesen a Trump o el Brexit como la solución a sus problemas puede haber sido un shock para muchos, pero la desafección de esos votantes no debería serlo”ssss1.
Ante lo que estamos es ante la proletarización de una clase media que llegó a incorporar a la propia clase trabajadora. Esos millones de ignorados por la globalización –los que se quedan atrás, los trabajadores subempleados, los que ven expulsados del mercado de trabajo o no logran acceder a él, los nuevos trabajadores pobres– empiezan a constituir una nueva clase política ideológicamente transversal, acosada por una frustración que se manifiesta en el voto del descontento, el voto proteccionista, el voto nacional-populista. Es entre esas capas en las que resuenan mensajes como los de un Donald Trump que sabe añadir a su eslogan “hacer a América grande otra vez” la nostalgia económica: “vamos a hacer América rica otra vez”, “vamos a traer de vuelta el carbón”, “vamos a recuperar los empleos que nos arrebataron los malos tratados comerciales”.