Читать книгу Instrumentos jurídicos para la lucha contra la despoblación rural онлайн

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El liberalismo agrario dominante condujo a la toma de conciencia de su miserable situación por el campesinado. Levantamientos, huelgas, incendios y ocupaciones constituyeron, ya desde la Restauración, episodios habituales, fomentados por el anarquismo, en los medios rurales. Al margen de las soluciones revolucionarias, la situación forzó una línea de pensamiento reformista, sostenida por el catolicismo social y singularmente por el regeneracionismo que lideraba J. Costa.

Al calor de estas ideas, la reforma agraria se convirtió en elemento imprescindible de los programas políticos. En 1907 se aprobó el régimen de colonización y repoblación interior, que pretendía repartir tierras entre agricultores pobres creando explotaciones agrarias económicamente viables. Fue una norma de escasa trascendencia práctica, ya que únicamente logró asentar un total de 1.679 campesinos en 11.243 hectáreas. Diversos proyectos se sucedieron sin éxito. De 1911 fue el promovido por Canalejas, que preveía la extensión de las tierras colonizables proponiendo por primera vez el uso de la potestad expropiatoria en las zonas donde el Estado hubiera realizado obras hidráulicas. Los proyectos Alba de 1916 diseñaban una más completa reforma agraria a través de medidas fiscales, financieras y expropiatorias, constituyendo un sistema tan adelantado para su época que nunca tuvo la más mínima posibilidad de ser aprobado por las Cortes. Otras propuestas menos ambiciosas corrieron igual suerte.

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