Читать книгу Violencia de género: retos pendientes y nuevos desafíos онлайн

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No podemos negar que hoy siguen existiendo arquetipos culturales, topoi (núcleos temáticos codificados)ssss1 que marcan nuestro comportamiento social y jurídico. Así, el de la mujer agredida por no haber opuesto la suficiente resistencia; la culpable por no denunciar; la que provoca por su forma de vestir o comportarse y la que dice que no cuando en realidad quiere decir que sí. No son pocas las personas que ignoran hasta qué punto las raíces de estos topoi están instaladas en sus conciencias y determinan decisiones cotidianas que adoptan en su ámbito familiar, profesional o académico.

Los juristas romanos, a quienes debemos la creación de la ciencia jurídica europea se ocuparon de proteger bienes jurídicos como la vida, la libertad y la dignidad; también la compleja y poliédrica pudicitia. En ésta se incluye el control de la sexualidad femenina como razón de Estado. Por eso el iustum matrimonium, en cuyo seno se procrea legítimamente, es necesario, aunque resulte molesto. (“Si nosotros, ¡oh Quirites [ciudadanos]!, pudiéramos vivir sin mujeres, ninguno aceptaría el fastidio del matrimonio” (Aul. Gel., Noct. Att. 1, 6). Fuera del matrimonio cualquier relación sexual femenina es delictiva, lo que no sucede en caso del varón cuya biología no contempla embarazos ni partos. El Derecho no se interesa por el comportamiento sexual de los varones ni por el de mujeres irrelevantes (prostitutas o esclavas, que no procrean hijos legítimos); pero impone sin embargo un férreo control sobre la vida sexual de las mujeres fértiles “que importan”.

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