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Estos sistemas neuronales se están aplicando a campos como la visión computacional (con la intención de comprender imágenes o vídeos que puede servir desde analizar machas en la piel para ver si son melanomas a reconocimiento facial para detectar personas), sistemas de lenguaje natural (que permite a una máquina entender y procesar una conversación con humanos) en los que se están consiguiendo resultados sorprendentes.

Dentro de este rapidísimo desarrollo tecnológico en el que nos vemos envueltos, encontramos otros subcampos de interés de la inteligencia artificial como los sistemas expertos, en el que la máquina es capaz de razonar como un experto humano en determinadas materias; la minería de datos, que desarrolla sistemas de procesamiento de ingentes cantidades de datos; sistemas inteligentesssss1 y planificación automática, en el que se puede, en el primer caso, conseguir determinados objetivos mediantes modelos predictivos de futuro en un entorno determinado, mientras que la planificación automática permite analizar un problema desde diferentes agentes mediante la planificación, comparación y competición entre ellos con el fin de conseguir el objetivo deseado; y la computación evolutiva que pretende una evolución de los algoritmos inspirados en la evolución biológica, para ello se generan múltiples posibles soluciones y se analizan automáticamente descartando las menos eficientes.

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