Читать книгу Espiados. Un agente: Marcelo D'Alessio. Un juez: Alejo Ramos Padilla. El poder argentino, en jaque онлайн

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Rodrigo Leandro González, otro letrado con el que trabajó muchos años y que actualmente está imputado en la causa de Dolores, lo describió como una persona “capaz de generar rápida empatía, muy histriónico, muy atento a los detalles, y a los gustos por las personas que quiere trabar una relación”. Además confesó que “D’Alessio sostenía que era abogado y economista, que había hecho las dos carreras en simultáneo, lo impactante es que incluso contaba anécdotas de derecho, como quién le entregó el diploma, dónde dejó el auto estacionado, o sea montaba toda una realidad”2.

Algunos de los mitos urbanos creados en torno a la figura de Marcelo Sebastián D’Alessio revelan que el maxilar del espía fue reconstruido producto de haber recibido al menos tres tiros en la boca en un enfrentamiento en Afganistán. Su defensor legal lo niega rotundamente.

Etchebest lo definió como un hombre que “tiene una personalidad muy engañosa, especial, te muestra algo y juega con el temor que te produce (…) Es una persona enferma, manipuladora, con mucha capacidad, no es alguien que te va a extorsionar de una manera simple, sino con elucubraciones (…) Él se vende muy bien, lo presentan como un especialista en drogas, los periodistas lo ven con admiración. No es una mente común, nunca vi a nadie que trabajara de esa manera, con esa capacidad de impacto psicológico”3.

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