Читать книгу Sin miedos ni cadenas. Lecturas devocionales para damas онлайн
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Dios es mucho más grande de lo que imaginamos o podemos comprender. Seguirlo implica estar dispuestas a desaprender ideas erróneas y restrictivas, como sucedió con los discípulos en el camino a Emaús (Luc. 24:13-35). ¡Si hay algo de lo que podemos estar seguras es que nuestra historia no lucirá como pensábamos! Jesús trasciende los conceptos teológicos con los que nos sentimos más cómodas, nuestras preferencias de estilo musical y aun nuestro sentido común. Si seguir a Jesús no te desafía intelectual, emocional y socialmente, algo está mal. O bien lo estás siguiendo desde la orilla, sin adentrarte en el misterio de su bondad; o bien estás siguiendo a otro, un mesías falso, un ídolo. Como escribe Anne Lamott en Pájaro a pájaro: “Puedes estar seguro de que has creado a Dios a tu propia imagen cuando resulta que Dios odia a las mismas personas que tú”. Si Dios está de acuerdo con todas tus opiniones, todo el tiempo, algo está muy mal.
Todavía me acuerdo de que, cuando estaba aprendiendo a nadar, mi mamá se paraba en la parte profunda de la pileta y me animaba a zambullirme. Ella se iba un poco más lejos cada vez, forzándome a ir más allá, hasta donde yo ya no hacía pie. En esta aventura de fe que es la vida, Dios nos llama desde lo profundo también. Nos invita a adentrarnos, obligándonos a depender completamente de su sabiduría y no de las puntas de nuestros pies. Dios promete estar siempre a nuestro lado. Si se lo permitimos, escribirá una historia mucho mejor de la que podríamos imaginar.