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A mi querido abuelo, ya fallecido, el pastor Henry Miller. Cuando me asomaba por la puerta de su oficina en mi casa cuando era niña, siempre estaba inclinado sobre su escritorio, estudiando su Biblia.

A mi querida hermana, Tatiana Green, y a Jo Ann Davidson, John Peckham y Joseph Kidder, que dedicaron mucho de su tiempo a animarme y ofrecerme sus comentarios sobre el manuscrito del libro.

A Jerry y Janet Page, que han orado por mí, me aportaron valiosos comentarios sobre este libro y me consiguieron oportunidades para compartir este mensaje. ¡Son una gran bendición!

Y a mi extensa familia y a todos aquellos que me han estimulado a lo largo de los años a buscar joyas en la Palabra de Dios.

Capítulo 1

Un regalo sin envoltura

Con respecto a este Gran Libro [la Biblia], no puedo más que decir que es el mejor regalo que Dios ha dado al hombre. Todo lo bueno que el Salvador dio al mundo lo comunicó por medio de este Libro. Abraham Lincoln

Cuando entregué su regalo a mi hijo por su quinto cumpleaños, lo tomó encantado con sus manitas y lo sostuvo por un momento. Pude ver que se preguntaba qué escondía la linda envoltura. Hizo una pausa y lo sacudió, esperando encontrar una respuesta a su curiosidad.

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