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A mis padres, les agradezco por enseñarme a caminar por las sombras y dolores, por mostrarme que el abandono solo existe si me abandono a mí misma y que con valentía el perdón a mí misma y a otros, se alcanza entendiendo y sintiendo que esa “Gran palabra” nos libera y nos permite caminar más liviana y en libertad.

A los hombres que me amaron y en especial a mi esposo Antonio, les honro y solo tengo palabras de gratitud por acompañarme a ser mujer, por mostrarme el camino de la confianza y el amor, por enseñarme que la comprensión y compañía se alimentan todos los días. Por mostrarme lo intensa y apasionada que puedo ser, por estar a mi lado en aquellos momentos menos iluminados y contenerme, por acompañarme a vivir la vida como una elección, pero por, sobre todo, por regalarme la posibilidad de conocer a mis tres grandes maestros Sebastián, Benjamín y Cristóbal.

A mis amigas, les agradezco por acompañarme en la sororidad y mostrarme como confiar, por cuidarme y ser pacientes con mi intensidad.

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