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Mientras tanto, el mundo que me esperaba estaba conformado por Juan y Guillermina. Mi madre se casó muy joven para salir de su casa y el maltrato que sufría por parte de su madre, hermana mayor de nueve hermanos de un segundo matrimonio. Juan, mi padre, tenía 23 años al momento de casarse, hombre alegre y amigo de los amigos y con especial gusto por las fiestas. Alto, moreno, de cara alargada y ojos tristes, “Un muy buen padre, pero no tan buen esposo” -decía mi madre.,

Después de un año de casados, se fueron a vivir a Renca, otra comuna de Santiago, en una casa muy humilde; en mi imaginación tiene un cierto parecido a la casa del cuento de los tres cerditos, esa que con un soplido podría volar por los aires. Mi mamá me ha contado que la abundancia no era parte de sus días, por tanto, el trabajo y el esfuerzo eran parte fundamental de sus vidas.

Al siguiente año, en marzo nace mi hermano mayor Juan, y dos después, mi hermana Soledad, y siete años más tarde, fui recibida en este mundo.

1.2.- Mi Llegada.

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