Читать книгу Incursiones ontológicas VII онлайн

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Sigamos indagando un poco la situación; nace la gran rabia habitada por mí cuando ella me dice qué tengo que hacer, y aquí hay que poner atención a esto, ¿Qué siento cuando alguien me dice qué hacer? ¿Qué pasa por mi cabeza? ¿Qué pensamientos llegan a mí? ¿Qué postura corporal tomo frente a este tipo de actos? ¿Existe un irrespeto a figuras de autoridad? ¿Qué de mi historia, me hace moverme tan rápidamente a la reacción del silencio, del recogerme, de alistarme a no hacer ni entender? Bueno, no es tan difícil de responder todo esto, siento que nace de mis padres y su intención de no permitirme vulnerar su autoridad, cada vez que tomaba alguna iniciativa, de pequeño o de joven, esta podría ser ejecutada, siempre y cuando fuera validada y aceptada por ellos, pero ¿cuál es el límite de este espacio? ¿La libertad de ser se ve coartada por la decisión de otros? ¿Cuántas repeticiones de este suceso tuvieron que suceder para que se instaurara una “rebeldía” a la autoridad? De tantos momento de no tener respuestas frente a mis propios espacios en su momento, “simples”, comencé a evidenciar que no tenía un lugar de decisión, que dependía de otros, y la primera reacción era quedarme quieto, recogido, expectante, pero con la cabeza maquinando, analizando y revisando el momento oportuno para tomar mi propio camino, mi propia decisión; esto trajo consecuencias profundas en mi adolescencia, fue el nacimiento de un enfoque único visto en mis padres y adoptado por mí para dejarme ir por la vida, algo que, como verán, no fue muy útil.

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