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Gabriela
(Adaptación del relato “Chispita” de Hildegard Stanley, El Amigo de los niños, año 6, cuarto trimestre de 1979, N° 4).
9 de marzo
Catalina Shelly
“Y el segundo es: Ama a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento más importante que estos” (Marcos 12:31).
Esta historia ocurrió una tormentosa noche del 6 de julio de 1881 en Iowa, Estados Unidos. Catalina Shelly, de quince años, era la mayor de cinco niños que vivían junto a su mamá, que era viuda, en una casita en la ribera del arroyo Honey, al cual cruzaba un puente ferroviario.
A las once de la noche se escuchó un fuerte ruido proveniente del puente. Por la ventana entre los refucilos de los relámpagos, Catalina y su mamá pudieron ver el arroyo desbordado y el puente destrozado. ¡La locomotora de un tren de carga había caído al arroyo!
A pesar de la negativa de su madre, Catalina tomó un farol y se dirigió al arroyo. Se alegró al escuchar con vida al maquinista y al fogonero, que estaban agarrados a un árbol. Pero tembló al pensar en el expreso de medianoche. Si nadie se dirigía a la estación a detener el tren, mucha gente podría morir.