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Pero si hay una lección que debemos aprender es la de ser responsables por nuestros actos. Nadie nos “obliga” a enojarnos, nadie nos “obliga” a comer las galletitas del frasco; somos nosotros los que decidimos hacer esas cosas. Por lo tanto, debemos aprender a decir “fui yo”. No mi hermano, ni mi amigo, ni mi profesor; fui yo.

Gabriela

12 de marzo


Federico

“Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino” (Daniel 6:3).

¿Se nace responsable o es un valor que podemos desarrollar?

La historia de Daniel es una de mis favoritas. Joven, desterrado, preso y, sin embargo, siguió haciendo lo que era correcto, especialmente a los ojos de Dios. Todos se daban cuenta de ello, ¡hasta el mismo rey! No creo que haya sido fácil hacerlo, ¿y tú?

Federico era un niño que desde pequeño mostró una inclinación natural al estudio y la responsabilidad. Cumplía con las tareas asignadas y presentaba sus trabajos a tiempo y prolijos. Siempre escoltaba la bandera, por ser un excelente alumno. No es que fuese superinteligente; era responsable y esforzado, lo cual muchas veces es mejor que lo primero. En su casa era igual de diligente y cumplidor.

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