Читать книгу Un rayito de luz para cada día онлайн
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¡Qué maravilloso poder hablar con alguien que está al otro lado del mundo! Hasta el año pasado mis nietas estaban al otro lado del mundo. Había once horas de diferencia. Ellas terminaban el día cuando yo lo comenzaba. Pero cuando hablábamos, ¡las sentía tan cerca! Me contaban sus aventuras, de su tortuga Manuelita, de sus campamentos y clases. ¡Tan dulces sonaban sus voces en mis oídos!
Ahora con un teléfono hasta se puede ver al interlocutor. Esta es una aplicación que no tiene el teléfono divino, jamás podremos tenerla, pues Dios le dijo a Moisés: “No me verá ojo y vivirá” (Éxo. 33:20).
Sin embargo, el teléfono divino tiene otras aplicaciones que no tenemos ni en los teléfonos más sofisticados. Algunas son:
Nunca se pierde la señal. Puedes estar en el lugar más apartado, pero Dios te escuchará si oras.
No te quedas nunca sin batería, pues por el Espíritu Santo siempre podemos acudir al Padre en el nombre de Jesús, y nuestro Padre nos oye.
Nadie puede robarte este teléfono ni de la mochila ni del bolsillo.