Читать книгу Un rayito de luz para cada día онлайн
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Hoy te quiero contar sobre Skwebele, un ancianito, y su esposa, nativos de una aldea en Zambia, África. Ellos vivían del maíz cafre que plantaban y cuidaban largas horas al día bajo el sol ardiente. Pero hubo un año en que, para la época de la cosecha, cayeron enfermos de malaria.
Tirados en sus jergones en su choza de barro, los ancianitos podían escuchar el golpeteo de latas y tambores de los sembradíos cercanos para espantar los pájaros que venían en grandes bandadas a comerse el maíz maduro. Skwebele no tenía a nadie que vigilara su campo. Tampoco podía pedir ayuda a sus vecinos, que bastante trabajo tenían con sus propios sembrados.
Pero, ¿estaba Skwebele realmente solo? Hacía tiempo él y su esposa asistían fielmente todos los sábados a la misión donde habían aprendido a amar y obedecer a Dios. Y entre tantas cosas hermosas, aprendieron el versículo de hoy. En los momentos en que la fiebre bajaba y Skwebele se despertaba, oraba a Dios reclamándole su promesa. Mientras tanto, los vecinos hablaban con curiosidad sobre los campos de Skwebele. Ningún pájaro se acercaba a su maíz. ¿Será porque ya se lo habían comido todo? Algunos fueron a investigar y comprobaron que las espigas se inclinaban pesadamente, llenas de grano. ¡Estaban intrigados!