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Varios días después, cuando Skwebele se sentía un poco mejor, pudo sentarse y hablar con el grupo de vecinos que habían venido a verlo para averiguar su secreto. El ancianito les contó que él tenía un jardinero especial que vigilaba su campo. Ante la mirada de desconcierto de sus vecinos, les explicó que él había hecho un trato con el gran Dios del cielo. Él le entregaba la décima parte de sus cosechas y Dios se encargaba de prosperar sus sembrados. Skwebele explicó que era un ángel el que cuidaba su campo, y aunque no pudieran verlo, los pájaros sí lo veían, y por eso no se acercaban.

Gabriela

(Adaptación del relato “El muchacho jardinero de Skwebele”, de Nellia Burman Garber, El Amigo de los Niños, año 18, segundo trimestre de 1965, N° 15).

27 de enero


Puringa vendió su camisa

“Por eso les digo: Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán” (Marcos 11:24, NVI).

Puringa era un misionero nativo que vivía y trabajaba en la misión en Nueva Guinea. Un día, Puringa le dijo al pastor que quería ir a las aldeas que están a orillas del río Ramu para predicar acerca de Jesús.

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