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Finalmente, llegó la fecha en la que había prometido volver, y Puringa, reuniendo al pueblo, se despidió y les rogó que pensaran en sus enseñanzas. ¿Será que todo habría sido en vano? Al llegar a la Misión, Puringa no perdió la fe. Siguió orando y pensando en las personas que había conocido.
Meses después, se escuchó resonar por toda la Misión: “¡Puringa! ¡Ven!” Cuando Puringa fue corriendo, vio a los jefes de las aldeas donde él había estado. ¡Venían a pedir un maestro que les enseñara de Jesús!
Cinthya
(Adaptación del relato “Puringa vendió su camisa”, de Walter Scragg, El Amigo de los Niños, año 2, cuarto trimestre de 1976, N° 4).
28 de enero
Metamorfosis: de oruga a mariposa
“No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta” (Romanos 12:2, NVI).
Era un príncipe de su país, hombre rico y muy importante. Fue a las mejores escuelas y tenía talentos extraordinarios, pero sentía que su vida no estaba completa. Haciendo una investigación averiguó dónde podía hallar al Maestro que lo ayudaría a encontrar lo que buscaba.