Читать книгу Inés онлайн
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Mira, Lisy, soy luz suspendida, inmortalizada en este lienzo como la “Minerva americana”, la “Atenea novohispana”, la “Fénix lusitana” Soy un engaño colorido que ostenta los primores de este magnífico arte de la pintura. Falsos resultan los silogismos de colores con los que yo misma me doy la vida, como falsa tuve que ser infinidad de veces. Y aquí, en este lienzo, después de los siglos, seguiré siendo un cauteloso engaño para los sentidos.
La divina toca y el escapulario negro cubren la parte superior y posterior de mi cabeza; ocultos debajo de ellos se encuentra la mente que concibe los más profanos razonamientos, las ideas más revolucionarias y escandalosas; perturbadores y sensuales versos de amor, aquellos versos que despertaron la cólera del Santo Oficio y la pasión de los altos nobles y eruditos de esta Nueva España. Los versos que despertaron tu pasión, mi señora.
¿Mis amores prohibidos? Esos, los oculto detrás de este inmenso óvalo que llevo prendido al pecho. Aquí en donde aparece la virgen María, postrada en el suelo, absorta, arrebatada de este mundo, pero atenta, muy atenta escuchando al mensajero divino que le obsequia una azucena y de sus labios de arcángel brota por primera vez el Ave María. Encima de ellos la omnisciencia, la omnipresencia y la omnipotencia del juez tremendo que en forma de paloma emana rayos dorados de luz.