Читать книгу Ni una boda más онлайн
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Los muros en blanco solían transmitirle vibras de una felicidad cosquilleante. Por desgracia, la chispa no se encendió como por arte de magia.
–¿Y? –preguntó Maisy–. ¿Qué te parece?
–Como dicen, el lugar tiene potencial. Y el suelo es increíble –dio una patadita como para comprobar lo que decía–. Con pintura nueva, unas notas de color, obras de arte bien colocadas, reflejará cómo se siente la gente cuando prueba uno de tus deliciosos postres.
La sonrisa de Maisy era muy parecida a la de su madre, pero a diferencia de las “sonrisas” que Cheryl Hurst le dirigía a Violet, la de Maisy era genuina.
–Estoy tan contenta de que estés aquí para ayudar. Cuando compré el lugar, me tuve que concentrar en sustituir los electrodomésticos. Después de eso, apenas tenía dinero para los ingredientes. Ahora por fin tengo los medios para renovar el resto, pero, gracias a mi adorable bebé, no tengo el tiempo. Además, no soy buena en decoración.
–Sí, recuerdo tu habitación de cuando eras niña. Era como si un daltónico la hubiera decorado.