Читать книгу Ni una boda más онлайн
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Había creído que las llamadas telefónicas se desvanecerían, sobre todo desde el nacimiento de Isla hacía un mes. Los bebés recién nacidos consumen mucho tiempo y Violet lo habría comprendido.
Pero, por el contrario, ella y Maisy hablaban cada vez más. Y cuando Violet se quebró, soltó la sopa y le dijo que hoy sería horrible, Maisy insistió en que viniera y se quedara con ella una temporada. Al menos hasta que se repusiera.
–No quiero ser imprudente –dijo Violet, pero Maisy chasqueó la lengua y le dijo que con su esposo trabajando lejos de casa estaba desesperada por un poco de compañía. Además, tenía una habitación extra, sin cargo.
Como no quería sentirse como una vividora, insistió en que hicieran un trato: Violet remodelaría la pastelería mientras estuviera en la ciudad. Lo cual le tomaría, si lo hiciera a su manera, solo un mes. Dos, a lo mucho.
–¡Que tenga un dulce día! –se despidió Maisy del último cliente del día. Volteó el cartel de la puerta para cerrar y se dirigió hasta donde estaba Violet, que miraba todavía la pared.