Читать книгу Ni una boda más онлайн

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Ah, ¿y si llamo a esto un sabático? No, mejor un viaje de autodescubrimiento. Como en Comer, rezar y amar.

O Alma salvaje, pero sin tanta caminata y con menos rollo al aire libre.

La última página de esas inspiradoras memorias acudió a su mente: Y al final descubrí que comer pastelitos en una habitación con aire acondicionado y corpulentos cazadores solitarios que se bañan con regularidad es el verdadero camino a la felicidad.

Ah, ya me siento iluminada. Como era una chica de todo o nada, Violet unió sus manos en posición de rezar y añadió un “Namasté”.

Funcionó como por arte de magia. La incertidumbre, junto con toda la mierda que se retorcía en su interior, se alivió al ver las letras doradas que anunciaban en el escaparate “Pastelería Maisy”.

Se sintió llena de emoción y jaló de ambos lados la coleta despeinada hasta que la liga chocó con su coronilla. Para asegurarse de que esta vez su trasero llamara menos la atención, Violet sacó su sudadera de la caja que estaba en el asiento delantero.

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