Читать книгу Ni una boda más онлайн

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Lexi le dio un golpecito a su libreta con su bolígrafo de oro brillante.

–¿En qué flores piensas, Addie?

–Sí –repuso Addie. Al ver que Lexi y Violet abrían la boca sorprendidas, arrugó la nariz–. ¿No es esa la respuesta correcta?

Violet sonrió, tratando de restarle importancia a la conmoción que le había causado a Addie.

–Por lo general, una novia elige las flores que le gustan. O puede elegir con base en los colores que ha seleccionado.

Addie se mordió la uña del pulgar.

–Um, tampoco he escogido colores.

–No te preocupes. ¿Qué tipo de flores te gustan?

Addie se encogió de hombros y miró a Ford, quien imitó el gesto. Viendo sus interacciones desde este ángulo, Violet se dio cuenta de que no actuaban como una pareja en absoluto. Más bien como hermanos, aunque ella no sabía bien lo que eso significaba.

–Vamos –dijo Lexi, y extendió su mano sobre la mesa para cubrir la de Addie–. Seguro que has visto flores en algún lugar y pensaste, me gustan.

–Los dientes de león amarillos me hacen feliz.

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