Читать книгу Hay quienes eligen la oscuridad (versión latinoamericana). Cinco mujeres desaparecidas y ningún culpable онлайн

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—Has estado fuera del radar, Gris.

Rory sonrió apenas, con la mirada fija en la fuente Buckingham. Nadie excepto Davidson la llamaba “Gris” y, con el correr de los años, Rory se había encariñado con el apodo: una mezcla del color de sus atuendos con su personalidad distante.

—Estuve ocupada con la vida.

—¿Cómo está Lane?

—Bien.

—¿Es mejor jefe que yo?

—No es mi jefe.

—Sin embargo te lo pasas trabajando para él.

—Trabajando con él.

Ron Davidson hizo una pausa.

—Hace seis meses que no me devuelves un solo llamado.

—Te dije que estaba en pausa.

—Hubo varios casos en los que me hubiera venido bien tu ayuda.

—Estaba al borde del agotamiento. Necesitaba un corte. ¿Por qué crees que la mayoría de los detectives que trabajan para ti no sirven para una mierda?

—Ah, cómo echaba de menos tu sinceridad, Gris.

Permanecieron en amigable silencio durante unos minutos, observando a los turistas que paseaban por el parque.

—¿Vas a ayudarme? —preguntó Davidson por fin.

—Eres un cretino por haberme tendido una trampa así.

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