Читать книгу Hay quienes eligen la oscuridad (versión latinoamericana). Cinco mujeres desaparecidas y ningún culpable онлайн

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El teléfono sonó y trajo a Rory de regreso de las profundidades de su mente. Era su padre. Pensó en dejar que la llamada fuera a la casilla de mensajes, pero decidió responder.

—Papá, estoy ocupada, ¿te puedo llamar en un rato?

—¿Rory?

No reconoció la voz del otro lado; era una mujer que parecía presa de pánico.

—¿Sí? —Se alejó unos pasos de Davidson.

—Rory, soy Celia Banner, la asistente de tu padre.

—¿Qué sucede? Mi teléfono tomó la llamada como proveniente de la casa de mi padre.

—Estoy llamando desde su casa, Rory. Tuvo un infarto.

—¿Qué?

—Teníamos que encontrarnos para almorzar, pero no apareció. La situación es grave.

—¿Cuán grave?

El silencio produjo un vacío que succionó las palabras de su boca.

—¡Celia! ¿Cuán grave?

—Falleció, Rory.

CAPÍTULO 4

Chicago, 14 de octubre de 2019

NO FUE HASTA UNA SEMANA después del funeral que Rory encontró el tiempo y las fuerzas para entrar en el despacho de su padre. Técnicamente, también era el suyo, pero como hacía más de diez años que Rory no se involucraba formalmente en un caso, su participación en el Grupo Legal Moore no resultaba evidente. Su nombre figuraba en el membrete y llenaba el formulario anual de impuestos por el trabajo limitado que hacía para su padre —por lo general investigación y preparación para el juicio—, pero como su papel en el Departamento de Policía de Chicago y el Proyecto de Responsabilidad de Asesinatos de Lane le demandaban mucha más atención, su trabajo en la firma se había vuelto menos obvio.

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