Читать книгу Hay quienes eligen la oscuridad (versión latinoamericana). Cinco mujeres desaparecidas y ningún culpable онлайн

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Esto último no era cierto. Rory no había tenido problema alguno para entrar en la base de datos de su padre. Estaba protegida por una débil contraseña que pudo traspasar rápidamente para luego dedicarse a cruzar los casos de las carpetas con los que estaban en el disco duro. A pesar de que tenía todo el derecho de acceder a los archivos de la computadora, su poca presencia en el día a día de la firma la hacía sentir que estaba invadiendo.

—Si está en el archivo, está en la computadora —dijo Celia.

—Bien, entonces aquí está todo —respondió Rory, señalando la primera pila de carpetas—. Estos son los casos pendientes. No debería ser complicado llamar a los clientes y explicarles la situación. Nuestra firma dejará de representarlos y deberán buscarse otro bufete. Creo que sería profesional de nuestra parte hacer una lista de bufetes que puedan tomarlos, para que los clientes tengan un punto de partida.

—Desde luego —concordó Celia—. Tu padre hubiera querido que lo hiciéramos.

—La segunda pila son los casos cerrados. Debería alcanzar con enviar una carta para informar que Frank Moore falleció. ¿Te puedes encargar de estas dos pilas?

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