Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн
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Luego, cuando digo: y si hay dama gentil que no lo crea, pruebo esto por la experiencia que de ella se puede tener en aquellas obras que son propias del alma racional, donde la luz divina irradia más fácilmente, a saber: en el habla y en los actos que suelen ser llamados maneras y comportamiento.
Por lo cual se ha de saber que de los animales, solamente el hombre habla y se rige por actos que se dicen racionales, porque él sólo tiene en sí mismo razón. Y si alguien quisiese decir, contradiciendo, que algunos pájaros hablan, como parece que los hay, principalmente la urraca y el papagayo, y que alguna bestia ejecuta actos racionales, como parecen hacer la mona y algún otro, respondo que no es verdad que hablen ni que tengan discernimiento, porque no poseen razón, de la cual es menester que estas cosas procedan. Ni está en ellas el principio de estas operaciones, ni conocen lo que las tales son, ni pretenden con ellas significar nada, sino que sólo imitan aquello que ven y oyen. Por dónde, del mismo modo que la imagen de los cuerpos se refleja en algún cuerpo lucido como el espejo, y la imagen corporal que el espejo muestra no es verdadera, así la imagen de la razón, es decir, los actos y el lenguaje que el alma bruta imita o muestra, no es verdadera.