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Regresó entonces al claro donde lo esperaban las fieras y anunció con gran orgullo:

—Ya no tienen que temer más al enemigo.

Todas las bestias se inclinaron ante él, proclamándolo su Rey, y el León prometió regresar a gobernarlos una vez que Dorothy hubiera partido de regreso a Kansas.

CAPÍTULO 22

EL PAÍS DE LOS QUADLINGS

Los cuatro viajeros pasaron sin inconvenientes por el bosque, y al salir de sus umbrías profundidades vieron ante ellos una empinada colina salpicada desde arriba hasta abajo por grandes rocas.

—Será una subida difícil —comentó el Espantapájaros—, pero tendremos que hacerlo.

Así diciendo, encabezó la marcha seguido por los otros, y habían llegado casi a la primera roca cuando oyeron una voz áspera que gritaba:

—¡Atrás!

—¿Quién eres? —preguntó el Espantapájaros.

Asomó entonces una cabeza por sobre la roca y la misma voz replicó:

—Esta colina nos pertenece y no permitimos pasar a nadie.

—Pero es que debemos pasar —objetó el Espantapájaros—. Vamos al país de los Quadlings.

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