Читать книгу 100 Clásicos de la Literatura онлайн

681 страница из 1361

—Por medio del Gorro de Oro ordenaré a los Monos Alados que te lleven a las puertas de la Ciudad Esmeralda —declaró Glinda—, pues sería una lástima de privar a sus ciudadanos de un gobernante tan maravilloso.

—¿Lo soy de veras? —preguntó el hombre de paja.

—Eres poco común —repuso ella.

Volviéndose hacia el Leñador, le preguntó:

—¿Qué será de ti cuando Dorothy se vaya de este país?

Él se apoyó en su hacha mientras meditaba un momento. Al fin dijo:

—Los Winkies fueron muy bondadosos conmigo y, cuando murió la Bruja Maligna me pidieron que fuera su gobernante. Si pudiera regresar a la región de Occidente, nada me gustaría más que regir sus destinos.

—Mi segunda orden para los Monos Alados será que te lleven a la tierra de los Winkies —prometió Glinda—. Tu cerebro quizá no sea tan grande como aparenta el del Espantapájaros, pero en realidad eres más brillante que él... cuando estás bien pulido... y estoy segura de que sabrás gobernar a los Winkies con sabiduría y bondad.

Entonces se volvió la Bruja hacia el enorme y peludo León, y le preguntó:

Правообладателям