Читать книгу El Amor Era Demasiado Limpio онлайн
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Qué ocurría con el arte sobre escenario. Sí, la cama perfecta, los cuerpos llamativos, sobre todo el de la muchacha rubia que a cada rato se abría, apretaba las piernas, insinuaba masturbarse, y su sexo, parecía explotar, deshacerse de su cuerpo para avanzar hacia cada uno de nosotros. Noemí, por otro lado, entre sorprendida y babosa —porque eso de que le aterró la escena del desnudo ni ella misma se lo creía— centrada en la obra, en las nalgas de vaya a saber cuál de los dos bailarines, en sus abdómenes, en sus brazos, pectorales, rostros y como si fuera poco aun recordando el par de penes que había logrado espectar y sin necesidad de ir a algún show en la ciudad.
Pero qué era un pene —o en este caso un par de ellos— en la actualidad: un pedazo de carne capaz de arrastrar a mujeres —y en varios casos también a hombres— al delirio, grito y gemido incontenible; un producto de importación vaginal, herramienta para la procreación; un gusanillo sensible al tacto —y de ahí no tan gusanillo—, pero eso a quienes conformábamos el público masculino no nos interesaba en lo mínimo.