Читать книгу Un llamado a destacarse. Un desafío a los jóvenes para marcar una diferencia eterna онлайн

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El vino de las celebraciones humanas finalmente se fermenta. Pero los dones de Jesús permanecen siempre frescos. Lo que él nos da siempre produce satisfacción y felicidad. Cada nuevo don que recibimos aumenta nuestra capacidad de recibir más y de disfrutar más de él. Nos da su gracia sin medida y, contrariamente a lo que sucedió con el vino en la boda, su provisión de bendiciones nunca disminuye y jamás se acabará. En realidad, el milagro de Jesús en la fiesta de ese casamiento es un maravilloso símbolo. El agua representa el bautismo y el vino representa su sangre derramada por nosotros para limpiarnos de pecado. En esta primera ocasión, Jesús les dio a sus discípulos la copa que simbolizaba la obra de la salvación. Y en la última cena se la ofrecería nuevamente, para invitarlos a beberla y a anunciar su muerte hasta su regreso.16

ssss1 El Deseado de todas las gentes, p. 118.

ssss1 Ibíd., p. 119.

ssss1 Ibíd., pp. 119, 120.

ssss1 Ibíd., p. 121.

ssss1 Ibíd., pp. 122, 123.

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