Читать книгу Guía práctica para descubrir la voluntad de Dios онлайн

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 Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis” (Juan 4:48).

 “Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal. El respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás” (Mat. 12:38, 39).

 “Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto? Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré” (Juan 2:18, 19).Una vez más, si consideramos lo que sabemos de las Escrituras acerca de “señales y prodigios”, pareciera que las señales a menudo pueden distraer a las personas de lo que Dios ya ha declarado. Para ser justos, es notable que las señales a menudo ayudaron a algunas personas a creer que Jesús era digno de ser oído. (Ver, por ejemplo, Juan 2:23, 24; 10:40-42; Hech. 2:22, 23). Sin embargo, uno de los problemas de buscar señales es la tendencia a enfocarse en la señal solamente en vez de lo que la señal apunta. Uno de mis alumnos regresó de una visita a una iglesia que cree que el don espiritual de hablar en lenguas es una señal de que el Espíritu Santo mora en la persona. Los miembros de iglesia le preguntaron: “¿Has recibido el Espíritu?” La pregunta lo dejó perplejo porque era evidente que ellos consideraban “tener el Espíritu” y hablar en lenguas como constituyentes de un solo paquete. Cuán perturbador es cuando las personas enfatizan el obtener un don espiritual específico en vez del propósito del don.Las Escrituras dejan en claro que Dios utiliza estos momentos milagrosos de comunicación para servir a su propósito. Él escoge cuándo se comunicará a través de señales y milagros. Si te hallas preguntándote a ti mismo si una rueda en llanta es una señal de Dios acerca de con quién debes casarte, deberías reconsiderar algunas de tus presuposiciones acerca de la manera en que Dios nos orienta. A veces, la rueda queda en llanta porque había un clavo en el camino. Con advertencias tan fuertes de parte de Cristo mismo acerca de la búsqueda de señales, es nuestro deber examinar cuán razonable es esperar que Dios prenda fuego un arbusto cada vez que necesitamos su dirección.Recuerda:

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