Читать книгу Guía práctica para descubrir la voluntad de Dios онлайн

18 страница из 26

¿Personas especiales? ¡Sí! ¿Elegidos con un destino específico? Así pareciera. Pero si el salmista habla por todos nosotros, entonces lo que es cierto acerca de Juan, Ester, Moisés y Abraham lo es también para ti y para mí.

“Porque tú formaste mis entrañas;

Tú me hiciste en el vientre de mi madre.

Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;

Estoy maravillado,

Y mi alma lo sabe muy bien.

No fue encubierto de ti mi cuerpo,

Bien que en oculto fui formado,

Y entretejido en lo más profundo de la tierra.

Mi embrión vieron tus ojos,

Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas

Que fueron luego formadas,

Sin faltar una de ellas.

¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!

¡Cuán grande es la suma de ellos!” (Sal. 139:13-17).

¿Recuerdas a David, el rey elegido de Israel? Si nuestras decisiones determinan si estamos o no dentro del plan específico de Dios, cómo puede decirse lo siguiente acerca de David, quien llegó a ser un adúltero deliberadamente y un asesino: “Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: HE HALLADO A DAVID hijo de Isaí, VARÓN CONFORME A MI CORAZÓN, quien hará todo lo que yo quiero” (Hech. 13:22; énfasis añadido). Me imagino que ese pequeño tema con Betsabé y Urías no había sido escrito en el plano general. Sin embargo, el libro de Hechos registra que David fue un hombre que hizo “todo” lo que Dios quería.

Правообладателям