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¡Lucifer realmente tenía grandes ambiciones!

En ese momento, Lucifer “defendió persistentemente su conducta, y se dedicó de lleno al gran conflicto contra su Creador”, y declaró que “nunca más reconocería la supremacía de Cristo”.50

Los ángeles leales advirtieron a Lucifer y a sus seguidores que “el que los había creado podía abatir su poder y castigar severamente su rebelde osadía”.51 Tenemos que preguntarnos cómo Lucifer pudo ser tan insensato para pensar que podría oponerse con éxito al gran Dios del cielo, el Todopoderoso, el Anciano de días, en cuya presencia había estado y cuyos mandatos había llevado a cabo. Pero él se negó a doblegarse. Tal es el poder de una fuerte emoción que se niega a escuchar la lógica y la razón.

Esa es una característica del deseo y la emoción de la cual también debemos estar atentos. Podemos pensar que no permitiremos que nuestras emociones dominen tan fácilmente lo que sabemos que es verdad. Pero día tras día, cada uno de nosotros se enfrenta a elecciones, a menudo muy pequeñas y que parecen insignificantes. Pero a medida que cedemos a nuestros deseos en lugar de nuestro conocimiento en estas situaciones menores, establecemos gradualmente un patrón. Ceder al deseo se vuelve más fácil cada vez; y cuando llega la gran elección, cedemos una vez más. Eso es lo que les sucedió a Lucifer y a sus seguidores.


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