Читать книгу Conflicto cósmico. Acontecimientos que cambiarán su futuro онлайн

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Este interés general despertó los temores de las autoridades papales. Lutero recibió la orden de presentarse en Roma. Sus amigos conocían bien el peligro que lo amenazaba en esa corrupta ciudad, ya ebria con la sangre de los mártires de Jesús. Ellos pidieron que fuera examinado en Alemania.

Esto fue lo que se hizo, y el Papa nombró un legado para considerar el caso. Pero en las instrucciones dirigidas a ese funcionario se hacía constar que Lutero ya había sido declarado hereje. Por lo tanto, el legado debía “perseguir y obligar sin demora alguna”. Recibió poder “para condenarlo en cualquier parte de Alemania; para prohibir, maldecir y excomulgar a todos los que lo siguieran”, y para excomulgar a todos los que, cualquiera fuera la dignidad que tuvieran en la Iglesia o el Estado, dejaran de detener a Lutero y a sus adherentes y entregarlos a la venganza de Roma, excepto al emperador.ssss1

No había ni siquiera un rastro de principios cristianos o aun de justicia común en tal documento. Lutero no había tenido ninguna oportunidad de explicar o de defender su posición; sin embargo, había sido declarado hereje, y en el mismo día exhortado, acusado, juzgado y condenado.

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