Читать книгу Conflicto cósmico. Acontecimientos que cambiarán su futuro онлайн

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Las iglesias valdenses se asemejaban a la iglesia del tiempo apostólico. Rechazando la supremacía del Papa y de los prelados, se aferraban a la Biblia como la única autoridad infalible. Sus pastores, a diferencia de los señoriales sacerdotes de Roma, alimentaban a la grey de Dios, conduciéndola a pastos verdes y a los vivos manantiales de su santa Palabra. La gente se reunía, no en iglesias magníficas o en grandes catedrales, sino en los valles alpinos, o, en tiempos de peligro, en alguna fortaleza rocosa, para escuchar las palabras de verdad de los siervos de Cristo. Los pastores no solamente predicaban el evangelio, sino que visitaban a los enfermos y trabajaban para promover la armonía y el amor hermanable. A semejanza de Pablo, el fabricante de tiendas, cada uno aprendía un oficio con el cual, si fuera necesario, pudiera proveerse sostén propio.

Los jóvenes recibían instrucción de sus pastores. La Biblia era el principal tema de estudio. Aprendían de memoria los evangelios de San Mateo y San Juan, así como muchas de las epístolas.

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