Читать книгу Conflicto cósmico. Acontecimientos que cambiarán su futuro онлайн

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El dar a conocer la misión que llevaban habría asegurado su derrota. Todo ministro poseía un conocimiento de algún oficio o profesión, y los misioneros proseguían su trabajo bajo el manto de una vocación secular, habitualmente la de comerciante. “Llevaban sedas, joyas y otros artículos... y eran bienvenidos como comerciantes en lugares donde habrían sido despreciados como misioneros”.ssss1 Llevaban secretamente ejemplares de la Biblia, parciales o completos. A menudo se despertaba el interés de leer la Palabra de Dios, y una porción de la misma era dejada para los que la deseaban.

Descalzos y con una indumentaria tosca y gastada por el viaje, estos misioneros pasaban por las grandes ciudades y penetraban en países distantes. A su paso se erigían iglesias, y la sangre de los mártires testificaba de la verdad. En forma oculta y silenciosa, la Palabra de Dios hallaba una alegre recepción en los hogares y el corazón de los hombres.

Los valdenses creían que el fin de todas las cosas no estaba muy distante. Al estudiar la Biblia resultaban profundamente impresionados con su deber de dar a conocer a otros sus verdades salvadoras. Hallaban consuelo, esperanza y paz por medio de su fe en Jesús. A medida que la luz alegraba sus corazones, anhelaban reflejar sus rayos sobre los que estaban en las tinieblas del error papal.

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