Читать книгу El bautismo del diablo. La evolución y la seducción del cristianismo онлайн

89 страница из 95

Esta distinción nos lleva nuevamente a una debilidad fundamental en todos los esfuerzos empíricos, incluida (y quizá de manera especial) la ciencia. A menos que los objetos de estudio sean la mente y la cognición en sí mismas, la ciencia no se interesa por cómo el mundo se muestra frente a seres subjetivos como los humanos, los chimpancés o las langostas mantis (que tienen cuatro veces más fotorreceptores que los humanos), sino por cómo es el mundo en sí mismo independientemente de cómo se nos presente a nosotros. Un paleontólogo que estudia un fósil se interesa por el fósil en sí mismo y lo que él cree que ese fósil revela, no por cómo parece el fósil a la mente humana.

Pero, de acuerdo con Kant, el verdadero conocimiento del mundo en sí mismo y de sí mismo, el árbol, la habitación, el fósil, es imposible. “La pregunta ‘¿Qué objetos se consideran cosas en sí mismos?’ continúa sin respuesta incluso después de minucioso examen del mundo fenomenal”.107 Esto es, sin importar cuánto estudiemos el mundo de nuestras experiencias, nunca podemos ir más allá de esas experiencias al mundo como es en sí mismo.

Правообладателям