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Alfred North Whitehead escribió: “Por consiguiente, la naturaleza obtiene crédito que, en realidad, debería estar reservado para nosotros mismos: la rosa para su aroma, el ruiseñor para su canto, y el sol para su brillo. Los poetas están totalmente equivocados. Deberían dirigir sus letras a ellos mismos y deberían convertirlas en odas de autoalabanza por la excelencia de la mente humana. La naturaleza es un asunto aburrido, sin sonido, sin aroma, sin color; meramente la circulación de material, infinitamente, sin sentido”.108

Aun así, permanece la pregunta: ¿Cómo nos retiramos de nuestros ojos u oídos o piel o boca o nariz para experimentar estímulos fuera de la manera en que estos tejidos –con sus diversas células, químicos y terminaciones nerviosas– responden a estímulos externos? En un nivel, todo lo que experimentamos es simplemente biología; incluso cuando los científicos hacen ciencia, es la biología trabajando. “Me gustaría señalar”, escribió Bas C. van Fraassen, “que la ciencia es un fenómeno biológico, una actividad por un tipo de organismo que facilita su interacción con el ambiente”.109

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