Читать книгу El bautismo del diablo. La evolución y la seducción del cristianismo онлайн

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Aunque solo se trata de una metáfora, la cueva de Platón expresa esta diferencia entre lo que percibimos con nuestros sentidos y lo que realmente existe; esto es, la diferencia entre un árbol y la imagen del árbol en nuestra mente. En los 2.400 años desde Platón, esta pregunta aún obsesiona a quienes se la hacen. Y lo sigue haciendo, con aun más ferocidad que nunca, porque en los últimos cien años nos hemos enterado de la existencia de aspectos de la realidad (gérmenes, partículas subatómicas, el campo Higgs, ondas de radio, etc.) completamente más allá de nuestros sentidos sin ayuda. Ya es bastante malo no poder estar seguros sobre la naturaleza o la existencia de lo que captamos con nuestros sentidos, pero ¿qué hay de todas esas cosas que creemos que existen pero que nuestros sentidos no pueden captar en absoluto, al menos no sin la ayuda de máquinas, lo que a su vez levanta toda una multitud de otras preguntas?

Lentes rojos o azules

A lo largo del milenio, las personas han llegado a diferentes conclusiones con respecto al empirismo y el conocimiento en general (recuerde que el conocimiento solo existe si existe la mente). Algunas personas niegan “la posibilidad de todo y cualquier conocimiento, e incluso justificaron esa creencia”.106 Otros reconocen la brecha que hemos estado discutiendo, pero parece no importarles. Según lo que saben, el mundo real es el mundo de nuestras experiencias, y es inútil pensar de otra manera.

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