Читать книгу Un despropósito ecuatorial. Volumen I онлайн

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José Luis Jurado-Centurión describe en una crónica la sociedad de la época y se refiere a las creencias fang respecto a los antepasados. Según él, también tienen dos espíritus superiores: uno del bien, Anenvé, y otro del mal, Bieri:

El dios bueno es único, pero el del mal se subdivide en una serie de pequeños dioses, que son los que producen las enfermedades, los tornados y cualquier suceso adverso.134

Los fang practicaban -como los guaraníes- la antropofagia. De una manera ritual. Se suponía que a través de ella incorporaban las virtudes de la víctima. En su caso el brujo que ingería carne humana pasaba a ser llamado nvalé. Y lo mismo que sucedió respecto a los guaraníes, el canibalismo se convirtió en un potentísimo motor que espoleaba la curiosidad y el morboso imaginario europeo. Raúl Sánchez se ha encargado de recopilar la manera cómo los fang han sido descritos en la literatura colonial.135

Una rareza, rescatada por Valbuena, es que la lengua fang carece de la palabra ´azul´ porque el bosque no les dejaba ver el cielo y el mar les quedaba lejos.136 A saber si es muy riguroso. Esa cultura del bosque fue más tarde de alguna manera esencializada en las hermosas esculturas hechas con raíces de árboles del difunto Fernando Nguema, mostradas el año pasado en el Museo Antropológico de Madrid.

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