Читать книгу Un despropósito ecuatorial. Volumen I онлайн

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La velada me impresionó, y lo prueba que -transcurridos 35 años- conservo conmigo el programa de aquella noche. Lo guardé. Y no suelo hacerlo. Sé por el tríptico amarillo (impreso a tamaño medio y en buena cartulina) que el acto comenzó a las 11 de la noche y que Alejandro Finisterre intervino el primero.

Finisterre es un personaje que merecería un libro para él solo. Hasta donde sé, todavía no ha sido escrito. Fue el inventor -y lo patentó- del juego del futbolín y quien le publicó su primer libro a Ernesto Cardenal.207 Además, el autor de uno de los primeros secuestros aéreos de la historia. En 1954. Lo habían detenido en Guatemala después del golpe de Estado de Castillo Armas208 y consiguió desviar a Panamá el avión en que lo llevaban. He leído que simuló una bomba envolviendo en papel de plata una pastilla de jabón.

Vaya una generación. León Felipe lo eligió para que fuera el albacea de todos sus textos.

Tras la intervención de Finisterre declamaron sus poemas (los de León Felipe) Rafael Alberti, Fernando Fernán Gómez y Nuria Espert. Ella es la única que a la hora de escribir estas líneas continúa viva.

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