Читать книгу Un despropósito ecuatorial. Volumen I онлайн
189 страница из 198
León Felipe
Entre los encantos que seducen en la figura de León Felipe -que son muchos- a mí hay tres que me provocan una franca admiración.
El primero es un permanente empeño en decir las cosas alto y claro. Hace años me referí a ello en unas rimas:
Todo es viejo y se repite,
lo dijo ya León Felipe
en aquel poema que narra
cómo le gritaba a Franco
´¡te dejo mudo!´ iracundo.
Fue ´español de éxodo y llanto´
-no, ´españoles por el mundo´-
…y lo acabó Blas de Otero:
´nos quedamos la palabra´.
A ellos, les queda el dinero.210
El segundo consiste en haber sido él mismo permanentemente un verso suelto, no sujeto a las condiciones que las circunstancias le imponían.
Cuentan que en julio de 1947 le invitaron a participar en Buenos Aires en un acto organizado por el 10º aniversario del Congreso de Intelectuales Antifascistas y que Rafael Alberti quedó horrorizado al escucharle decir en su intervención: …hoy América Latina está gobernada por dictadores y prostitutas (eran los tiempos de Juan Domingo Perón y de Evita, que ejercían de anfitriones).