Читать книгу Desórdenes. Volumen III онлайн

10 страница из 146

Julio Cortázar describió mejor que nadie esa impotencia:

…era lo que me crispaba, Bruno, que se sintieran seguros. Seguros de qué, dime un poco. Cuando yo, un pobre diablo con más pestes que el demonio debajo de la piel, tenía bastante conciencia para sentir que todo era como una jalea, que todo temblaba alrededor, que no había más que fijarse un poco, sentirse un poco, callarse un poco, para descubrir los agujeros; todo lleno de agujeros, todo esponja …pero ellos eran la ciencia ¿comprendes? Estaban muy seguros de sí mismos, convencidísimos de sus recetas, de sus jergas, su maldito psicoanálisis, sus no fume y sus no beba…8

Afeaba -lo hizo en Rayuela- que haya quien prefiera mirar hacia otro lado, aunque para ello deba pagar el precio de ser tan vegetal, tan caracol. Pedro Juan Gutiérrez, el escritor cubano, es de la misma opinión:

…para vivir con paz interior hay que ser un imbécil.

Por eso este texto se propone, decía, alborotar. Soliviantar y llamar la atención acerca de la desmesurada cantidad de desorden que aparece a poquito que uno rasque. Desengañémonos, bajo los adoquines no estaba la playa (como decían los estudiantes parisinos del 68 -eso fue una majadería-). Lo que hay es un vértigo horroroso provocado por tanto fragmento que no encaja.

Правообладателям